Cosa difícil de responder a esta pregunta pues se corre el riesgo de decir cualquier cosa, como lo señala Serge André (psicoanalista de Bulgaria), “cuando se habla de amor no se sabe de qué se habla, y entre más se habla de ello, menos se sabe” (2001, 250).
Desde el psicoanálisis decimos que el amor en tanto experiencia emocional del ser humano, busca realizar un encuentro que tiene algo de viejo y algo de nuevo, algo de antaño y algo de ahora, búsqueda que se hace desde el lugar que se nos asignó por las palabras que anudaron nuestra llegada a la vida desde cómo fuimos deseados por nuestros padres.
En este sentido es que Lacan (psicoanalista francés) decía que la relación amorosa no anuda la relación de un sujeto con su cuerpo, si no la de un sujeto a otro sujeto.
El amor es primero una palabra que produce toda suerte de efectos, como el amor narcisista en el que el amante ama la imagen de sí mismo que el otro le devuelve como un espejo; o el amor extremo de la pasión en donde la necesidad del otro o por el otro terminarán por reducirse a un contrato en su versión sado-masoquista; y hay quien incluso –dice Olga Varela- está dispuesto a ser el valium del otro con tal de sentirse
amado.