Poder habitar nuestro cuerpo, sentir que nos pertenece, llegar a conquistarlo, es un proceso que lleva tiempo y no está exento de dificultades.
De inicio, nuestro cuerpo no nos pertenece se va formando dentro de otro cuerpo, el de la madre.
Cortar el cordón umbilical no garantiza que el recién nacido pueda ya sentir un cuerpo propio, separado; por un periodo,
el bebé seguirá sintiendo que el cuerpo de la madre y el suyo son uno mismo.